CANTO I

 

Para bailar contigo
hago uso de los versos

que viven agazapados,
sin medidas,
sin ocultas formas,
sin querer olvidar
el goteo de los párpados.

Haciendo sonar
un sonido restringido
en canciones guardadas,
sin normas,
sin algaradas,
de un corazón seducido
a otro que sale de las resacas.

Así el silencio se escapa
de la nada, en la sonrisa,
que es la mejor gema
aunque no esté enjoyada,
con secretos sin templanza
en los gestos de la distancia,
luces de sol y rayos de Luna
elixir de los amigos del alma.

Con un ramito de abrazos
engarzado por las manos

que nos haga prender la llama,
para sentir y sentirnos,
para enredarnos
entre luces apagadas,
donde se cierran los sentidos
mirando el mundo que acampa.

Mientras las muecas juegan
con la lluvia de las caricias
que los trazos marcan,
sin cortesía,
sin esperanzas,
cuando los sueños sueñan
en el palomar de las cartas.

Eres el sentido de mi canto,
aquella garganta que clama

las verdades que el eco traga,
sombras de luciérnagas
en noches de espuma alocada,
donde la canción cambia
susurrada por vientos sin voz
en dardos que la palabra sangra.