MíSTICA MENDIGA (de un agnóstico)

 

Dioses que solo existís en el silencio,
¡habladme!
de ese Amor de llama fría
que arde de dolor y alegría,
¡decidme por qué la quiero!

Vosotros que la concebisteis
esculpida en alma de misterio,
como flor que nace de sabiduría
haciendo hablar a la afonía,
¡decidme por qué la quiero!

Vosotros que compartís mi agonía
comprenderéis a que me atengo,
si quiero vivir y no pensar
porque tengo que jugar con el límite del tiempo,
y entrar sin salir de su centro
huyendo de los cerrojos con el viento,
llegar a ningún lugar
volando al mar del firmamento,
querer ponerme una ropa que me desnude
para no esconderme de sus secretos,
contar una mentira que no mienta
que descubra la verdad de los sinceros,
querer ver con la mirada del ciego
para sentir lo que el vidente se está perdiendo,
saborear con una boca sin lengua
las caricias que dibujan las pieles en los cuerpos,
querer llorar una pena sin lágrimas
para no ahogarme en los deseos,
fundirme con el aire
que porta la llama de sus besos,
en fin,
quiero saber la respuesta que no me dais,
¡decidme por qué la quiero!

Aliviadme de la duda
y mostradme algún sendero,
responded con premura
pues necesito buscarla
antes de perder el acento,
¡decidme por qué la quiero!

Que no es un capricho lo que siento,
me acontece y me apetece
soñar con los ojos abiertos
y sin sueño poder soñarla
entre la tierra y el cielo,
ya que sin querer quererla, la quiero.

CONJUGANDO EL VERBO AMAR

He imaginado que despertamos juntos

y que nos arremolinamos,

que nos contamos y somos uno,

que nos buscamos hasta encontrarnos

y en un beso inesperado chocamos,

de nuevo,

empezándonos a conocer.

He imaginado que nos miramos

sin decir una sola palabra,

que cruzamos intenciones sin juzgar,

que sin gestos nos abrazamos,

que nos rozamos sin tocarnos la piel

y descubrimos que con una sonrisa,

una y otra vez

nos empezamos a entender.

He imaginado que nos soñamos,

que el tiempo nos da igual,

que volamos sin ningún destino

y nos inventamos la inmortalidad,

que hacemos posible lo impensable

al crear universos en la realidad

y llenamos un libro de historias,

que mas tarde que temprano

tendremos que contar.

He imaginado que despertamos juntos

y que bajo las sábanas solemos jugar,

que descubrimos la pasión de los besos

esparciendo sus caricias

que no pudimos abandonar,

que sucumbimos a los deseos

y creamos un mundo secreto

donde ambos aprendimos a amar.

Fotografía de Gemma 

PRELUDIO

 

Tendidos bajo la Luna

tras los reflejos de la noche

nos escribieron:

-El lugar favorito

está en vuestro abrazo.

Mientras entre miradas

se hablaban nuestros ojos

abiertos

y las prendidas sonrisas

quedaron sobre los labios.

Fotografía de Pedro Garcea

LA MUSA DESCUBIERTA

 

Para descubrirte
te miré a los ojos
donde pude ver
un tintero de palabras,
una pluma con verso,
en una hoja un poema
y la poesía en mi alma.

Porque eres la antología
del compendio de mis letras,
que cuando te busco
las encuentro
o las encuentro
sin buscarlas,
haces que quiera iniciar
el intento de escribirte
engalanando con rimas
la ausencia de tu semblanza.

Para resumir
o mejor dicho presumir,
mírame a los ojos
donde veras
lo que escribo de tí,
marcando el vacío
con tu nombre y el mío
al soltar las prisioneras palabras
que nunca te digo y diré.

CHUCHERíA FLORAL

 

Tras la silueta del amor

hay luces de orquídea sedosa,

la incandescencia de la rosa

que repite en eco su esculpido color,

entre un paseo de amapolas

que amontonadas se sienten solas

mientras la violeta sin rubor

sus morados brazos enarbola,

en tanto el lirio con su luz canta

alzando su voz blanca

despertando a las margaritas en la aurora,

para asir lo que miran las dalias

tras el apagón de los aromas

que pusieron púrpuras a las magnolias

al besar de arco iris al jardín

en un compartido corazón.

Fotografía de Gemma

POETA MUERTO

No llega a tener

la forma de un corazón,

yace de poemas

sin el palpitar del fantasma

que acampa entre sábanas,

buscando las respuestas

con la geometría de las almas.

Esos no son

los rasgos de su máscara,

que no hablan de naturaleza

porque hasta las manos se cansan

de escribir y escribir a la nada.

Nunca será

la imagen imaginada,

el mirar de una mirada

cuando el olvido acorrala,

la noche que se ciega de luto

cuando no sean leídas y escuchadas

sus palabras.

Fotografía de Gemma