Luz
desnuda
posada
sobre tu piel
con
el destino
de
engendrar el amor,
en
un fulgor de caricia
del
reino de fuego,
que
brilla en la distancia
y
es la claridad
de
lo imposible.
Escueto
rayo
que
se fuga entre la niebla
para
engendrar un poema
bajo
la alta Luna,
al
mirarse en un estanque
abandonada
y muda.
Luminiscencia
despojada
de
furtivas palabras
que
de ecos inunda
el
amanecer de los amantes,
esa
temerosa presencia
que
palpita de orgasmos
entre
el cielo y la tierra.
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