La noche me ha hecho despertar
con el oxidado manto del olvido,
abriendo las pupilas del cielo
a los ventanucos peregrinos,
buscándote en el horizonte
sin saberte encontrar
tras las cortinas de ningún sentido.
Cuando
volví a pensarte,
a imaginarte, a soñarte,
a ser el vuelo de tu mirada
o el espejo esclavo de tus ojos,
¿quién me dió por perdido?,
¿tu volátil piel de niebla
o el frenesí de sentir tu latido?
a imaginarte, a soñarte,
a ser el vuelo de tu mirada
o el espejo esclavo de tus ojos,
¿quién me dió por perdido?,
¿tu volátil piel de niebla
o el frenesí de sentir tu latido?
Si
te dijera,
que serpenteo en tus sueños
para no zozobrar en los míos,
sin el tacto de tu abrazo,
sin el mapa de tu camino,
sin los cascabeles de tu voz,
sin tu sonrisa como destino.
que serpenteo en tus sueños
para no zozobrar en los míos,
sin el tacto de tu abrazo,
sin el mapa de tu camino,
sin los cascabeles de tu voz,
sin tu sonrisa como destino.
Y
te digo
que paseo por el decir,
engañando a los momentos imposibles
con encuentros para escribir
los sueños en los que te persigo.
que paseo por el decir,
engañando a los momentos imposibles
con encuentros para escribir
los sueños en los que te persigo.
Fotografía de Isabel
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