miércoles, 18 de agosto de 2010

DIARIO DE A BORDO









Se levanta la vida
que empieza a ser un árbol viejo,
al que le asusta mirarse en el espejo
si pone su cara a la vista.

Amanece de cegados reflejos
y tintineos goteados en repisas,
con los andares de las prisas
acortando a la sombra los espacios.

La mañana que se aleja
a lugares que quedaron yermos,
con el tinte de los enfermos
a las luces del mediodía.

Tarde que se difumina
con las palabras de aquel tiempo,
sueños arrastrados por el viento
quebrados en las manos vacías.

Noche de esconder el alma
en la ausencia que hace recuerdo,
en cada ocaso que te pierdo
brillando inmóvil de despedida.

En cada verso que se esparce
en horizontes de letanías,
otro paso hacia donde estarías
con lo lejos que queda lo lejos.

Sonando en el mismo eco,
esta vida no es nada…
esta vida no es mía.


3 comentarios:

Paquita Pedros dijo...

Asi me siento yo a veces que esta vida no es mia
bello poema
un beso

Norma Ruiz dijo...

Desvanecerse:
hermoso.
el hombre le dá sentido a la vida.
con lo lejos que queda lo lejos.
bellísimo amigo

Ronald Adolfo Orellana. dijo...

“En cada verso que se esparce
en horizontes de letanías,
otro paso hacia donde estarías
con lo lejos que queda lo lejos.”

Nostalgia por la rima y el verso medido.