jueves, 16 de marzo de 2023

EXéGESIS

 










El no deja de pensar
y los demás no se dan cuenta,
que su sangre fluye
buscando una respuesta
en el eco sagrado tras la puerta
de una oculta oportunidad.

El rocío de la mañana
ha limpiado el rastro de su huella
que mancha la distancia
entre la calle y la escalera,
tras la cual empezaba
el deseo de escribir su nombre
sobre el rastro de un cometa.

Ella sigue en su mente
y deja una puerta abierta,
que permite los días pasar
al otro lado de la reja
haciendo del tiempo vacío
una eternidad que solo la espera.

Tan solo le queda la noche
y sofocar lágrimas de estrellas,
desnudando los abrazos
que bailan como velas,
al quedarse colgado
sobre un etílico sueño
en el vientre de una botella.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Ni rápido,ni despacio
Sólo lento
Ni respiro,ni suspiro
Sólo aliento
Ni remo,ni mar
Sólo viento
Ni mañana,ni noche
Sólo tiempo
"Mónica Carrillo"
Huellas que ni el rocío de la mañana,ni un tsunami conseguirán borrar.Precioso poema.