Oigo
pasar al viento,
escucho
un poema volar
cercado
por el tiempo,
alzando
su voz
sobre
la voz del anhelo.
Pasos
cansados de universo,
sin
estrellas, sin soles,
vacíos
de huellas sin ecos,
sin
restos de luz que deslumbren
tejidos
con las rejas
de
un cielo perverso.
Escritos
sin pluma
resbalando
en el jabón
de
la hoja en blanco
sobre
unos ojos ciegos,
sombras
de ignorancia,
de
inocencia y embeleso.
Ventana
entre crear y sentir,
ojos
de vientre hueco
que
aún no han descorrido su velo,
sobre
letras de conciencia
inconsciente
creadas
por un niño travieso.
Versos
huérfanos
con
una silueta inalterable
hecha
de senderos,
hecha
para caminar,
concebidos
amando, combatiendo,
versos
fugitivos
haciendo
de la vida un perpetuo sueño.
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