Cruzando
el vacío
y
su secreta desolación,
busco
un
nombre escrito en el humo,
inconsistente
de
vago cuerpo que el fuego devora,
y
levita
entre
reptantes palabras,
bostezando
las
fauces de una luz hambrienta,
que
alimenta
el
aire de un cielo azul,
sumergido
bajo
el espeso manto de las horas,
muertas
en
el corrupto calendario de los días,
al
gritar
tras
un silencio de hojas caídas,
en
un espasmo
de
la noche que se desborda,
al
soñar
con
un alma enjuta de niebla,
que
tiembla sin un final.
Fotografía de Esther Rivera
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