domingo, 4 de septiembre de 2011

JUICIO AL MOMENTO



Nunca se acaba
la ceniza de un nuevo principio,
luz crecida en espacios de tiempo eterno
con un cielo de piedra enmarañado
y la palabra exacta de lo sentido,
que se exhala con cada suspiro
esculpida por las cosas de lo primario.

Jamás terminan
las leyes y los juicios del condenado,
el ir y venir del nervioso amanecer
la divinidad que vuelve a florecer
con sonrisas preñadas de bostezos,
sembradas de escaleras de placer
en baladas que amortajen al silencio.

No se evita
querer gritar cuando no se puede,
creer con fe ciega en los peldaños
que se abren al mundo del limpio lienzo
con colores en voces de fuera y de dentro,
intentando evitar el instante
o las travesuras de un patio de colegio.

No llegamos
a las bocas que viven en la sombra,
a las pobres palabras sin aliento
que riegan de abundante alimento
la tierra, el aire y el fuego,
con letras que siembran sus llamas
sobre el altar del más viejo sacrilegio.

No se alcanza
la armonía áurea del sol primigenio,
con la palidez desgranada de las estrellas
que no siguen caminos sino estelas
de escalones rotos y desprendidos,
embrujados de sueños en la niebla
por el arte clandestino de los miedos.

No se explica
donde se tiene al corazón contenido,
ni que contenido tiene el amor
al espolvorear arenas del viento
en el cofre de la verdad correcta,
y sin darnos apenas cuenta
la vida se nos marcha con el tiempo.




2 comentarios:

Escribir es seducir dijo...

LO INCONCLUSO

LO QUE QUEDA EN EL TINTERO

LO QUE JAMÁS SERA

MUY BONITO

SALUDOS

Amanteceres dijo...

Nunca se acaban…
Jamás terminan…
No se evitan…
Aunque no lleguen…
No se alcanzan…
No se explican…
Así también son los besos…

Muchos desde mis Amanteceres.