Al
igual,
que
un paseo de luz cristalina
danza
con el viento que salta,
el
querer se difumina en la esquina
a
los pies de los latidos del alba.
Similar,
a
los brillos que en el río murmuran
con
ecos de oro hechos espuma,
las
caricias que en el recuerdo perduran
se
pierden en el abrazo de la bruma.
Parecido,
a
las alas que tiemblan de brisa
y
un sol de agua que nada en el cristal,
la
corteza del viento juega dormida
abriendo
las emociones de par en par.
Lo
mismo,
que
la herida de luz no deja sangre
o
que el lago flota sobre labios de sombra,
el
amor galopa en una perdida tarde
con
la desazón de un aire que te nombra.
Al
igual,
que
las almas viajan paseando de la mano,
nadie
detiene su vuelo, ni quiebra su paz,
tan
solo se escucha el eco lejano
del
roce de estrellas de un sueño fugaz.
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