Soy ese árbol caído y de raíz desnuda
que mira a la tierra desde su altura,
embelesado en su derrumbe
acorralado de mansedumbre
y que de famélicas sombras respira.
Aquella lápida de olvidados ayeres
en bronces de relucientes rayos de Luna,
árido soplo de cálido viento
estrellado contra el tiempo
y a un paladar hambriento por la vida.
Esos suspiros de alma que supuran
evaporándose de la savia de cada astilla,
en trenzas de humo sucio
con vocablos que pronuncio
y que se escapan tartamudos de la risa.
Esa soledad y la otra compañía
de ecos con deseos que se encabritan,
caricias que un día caminaron
sobre corazones que se amaron
y la historia que de pasión palpita.
Soy ya madera de seca esencia
convertida en hogar de otras almas,
árbol llorón que no alcanza el cielo
tierra sintiendo el frio vacío del hielo
y palabras escritas en la piel de la brisa.
Fotografía de Kiki.