martes, 30 de noviembre de 2010
CONSTELACIóN VACíA
Nadie es la nada,
nada se hace sin nadie.
Nadie ve nada,
nada se sabe de nadie.
Nadie oye la nada,
nada se escucha sin nadie.
Nadie toca la nada,
nada se ayuda sin nadie.
Nadie ama la nada,
nada se quiere sin nadie.
Nadie vence la nada,
nada se puede sin nadie.
Nadie se arrima a la nada,
nada es cómplice de nadie.
Nadie soporta la nada,
nada se resiste a nadie.
Nadie busca la nada,
nada se encuentra sin nadie.
Nadie de nada
nada de nadie,
tu nadie se ha quedado sin nada
mi nada se ha quedado sin nadie.
jueves, 18 de noviembre de 2010
MUNDO SECUESTRADO
He llamado de lejos al silencio
de mil y una maneras indefinidas,
describiendo tu nombre en sombras
con millones de caras y aristas,
bailando con su niebla
sobre las mil leguas de las marismas,
he dormido en su algodonada cima
las incontables horas de la vida,
respirando su mojado rocío
en miríadas de amanecidas,
saciando sus toscas aceras
con huellas tenues de sonrisas,
lamiendo de sus agrios gajos
el vino de todas sus viñas,
he llenado sus empedrados
colmando sus calles vacías,
con el mundo de las letras
te he buscado tras sus esquinas,
queriendo encapotar los cielos
de palabras sin despedidas,
sembrando de deseos sus campos
sintiendo que tu silencio era mi compañía.
de mil y una maneras indefinidas,
describiendo tu nombre en sombras
con millones de caras y aristas,
bailando con su niebla
sobre las mil leguas de las marismas,
he dormido en su algodonada cima
las incontables horas de la vida,
respirando su mojado rocío
en miríadas de amanecidas,
saciando sus toscas aceras
con huellas tenues de sonrisas,
lamiendo de sus agrios gajos
el vino de todas sus viñas,
he llenado sus empedrados
colmando sus calles vacías,
con el mundo de las letras
te he buscado tras sus esquinas,
queriendo encapotar los cielos
de palabras sin despedidas,
sembrando de deseos sus campos
sintiendo que tu silencio era mi compañía.
Fotografía de Pedro Garcea
domingo, 14 de noviembre de 2010
ESCRITO DESBROZADO
Cae medio mundo de hojas
entre vientos repartidos
bajo cielos ennegrecidos
alborotados como esponjas,
desprendiéndose como retales
una lluvia hecha de gotas
dibujadas con la curva de las olas
por pinceles otoñales,
volando versos de tardes
desvanecidos de sombras
sobre latidos que nombras
despertando las verdades,
enseñando los caminos
embravecidos de tus huellas
mas allá de las estrellas
o de lo que digan los destinos,
sembrando de piel estas letras
desnudando las asperezas
llenándome de ligerezas
descubriendo a sus vestales,
andando con la pluma alocada
lanzando el viento sus nubarrones
lloviendo estrofas en escalones
hasta tener tu cielo por almohada.
entre vientos repartidos
bajo cielos ennegrecidos
alborotados como esponjas,
desprendiéndose como retales
una lluvia hecha de gotas
dibujadas con la curva de las olas
por pinceles otoñales,
volando versos de tardes
desvanecidos de sombras
sobre latidos que nombras
despertando las verdades,
enseñando los caminos
embravecidos de tus huellas
mas allá de las estrellas
o de lo que digan los destinos,
sembrando de piel estas letras
desnudando las asperezas
llenándome de ligerezas
descubriendo a sus vestales,
andando con la pluma alocada
lanzando el viento sus nubarrones
lloviendo estrofas en escalones
hasta tener tu cielo por almohada.
lunes, 8 de noviembre de 2010
LA TRANQUILIDAD DE SER CULPABLE
Que tranquila es la culpa,
que sabiendo la verdad
hay que querer conocerla
dar la mano que aprieta
hasta que grita el corazón.
Que culpable es la tranquilidad,
aún pudiendo escucharla
aunque se cave una grieta
que la mirada no entiende
en el vacío de la razón.
Que dolor es ser culpable,
aún estando equivocado
ignorando la realidad
dejando la vida quieta
volando de imaginación.
Que tranquilo vuela el tiempo,
culpándose de arrepentido
teniendo el alma inquieta
conociendo la tranquilidad
señalando en tu dirección.
Que tranquila la insensatez,
aún si no se piensa
sintiéndose su huella
se ha de saber lo que cuesta
ser el actor de una pasión.
Que tranquilo es tener la culpa
responder cualquier pregunta,
¡que sabe la verdad que yo no sepa!
con el corazón como respuesta
se llenan los versos de emoción.
que sabiendo la verdad
hay que querer conocerla
dar la mano que aprieta
hasta que grita el corazón.
Que culpable es la tranquilidad,
aún pudiendo escucharla
aunque se cave una grieta
que la mirada no entiende
en el vacío de la razón.
Que dolor es ser culpable,
aún estando equivocado
ignorando la realidad
dejando la vida quieta
volando de imaginación.
Que tranquilo vuela el tiempo,
culpándose de arrepentido
teniendo el alma inquieta
conociendo la tranquilidad
señalando en tu dirección.
Que tranquila la insensatez,
aún si no se piensa
sintiéndose su huella
se ha de saber lo que cuesta
ser el actor de una pasión.
Que tranquilo es tener la culpa
responder cualquier pregunta,
¡que sabe la verdad que yo no sepa!
con el corazón como respuesta
se llenan los versos de emoción.
lunes, 1 de noviembre de 2010
DE TU HOGUERA MIS CENIZAS
Quedan rescoldos tibios
consumidos en color de lirios,
habiendo ardido en haces de letras
elevadas por las voces a la altura,
cayendo en la sombra de las grietas
como cenizas abiertas al mirarte.
Aún me restan versos
escondidos en tus ojos,
rompiendo los instantes eternos
orbitando en cielos de frescura,
con olas encrespadas de sonrisas
que se quedaron al encontrarte.
Todavía flotan nubes
arropadas de recuerdos,
llenando de luz los universos
colgadas en brazos de ternura,
volátiles esencias de dulzura
soñadas en el sueño de tenerte.
Quizás no acabe nunca
el poema que contigo crece,
con el infinito don de la locura
de ese corazón que se mece,
en la piel de quien te quiere
alimentando de amor a la escritura.
consumidos en color de lirios,
habiendo ardido en haces de letras
elevadas por las voces a la altura,
cayendo en la sombra de las grietas
como cenizas abiertas al mirarte.
Aún me restan versos
escondidos en tus ojos,
rompiendo los instantes eternos
orbitando en cielos de frescura,
con olas encrespadas de sonrisas
que se quedaron al encontrarte.
Todavía flotan nubes
arropadas de recuerdos,
llenando de luz los universos
colgadas en brazos de ternura,
volátiles esencias de dulzura
soñadas en el sueño de tenerte.
Quizás no acabe nunca
el poema que contigo crece,
con el infinito don de la locura
de ese corazón que se mece,
en la piel de quien te quiere
alimentando de amor a la escritura.
Fotografía de Esther Rivera
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