No hay prisa, ni
hay mañana,
queda todo por
ver,
me basta un gesto sin
normas
como resto de un
abrazo de viento
envuelto de rotas
formas
que viajen en el
túnel del tiempo,
para sentirte sin
querer.
No hay ayer, no
hay pasado,
tan solo el germen
de ser,
un corazón con
latidos de aurora
que se abre al
secreto de sus colores
con pétalos que un
sol dora
azucarado por las
huellas de las flores,
para hacerme
florecer.
No hay antes, no
hay después,
es el momento del
ahora,
bajo un cielo que el alma alcanza
con el ímpetu del
olvido que respira,
basta el amor que tiene
la esperanza
tras un silencio
que callado nos mira,
que aunque no te vea puedo creer.