Estabas en mis sentidos
cuando el amor era un
gesto
que llenaba el vacío,
donde todos los sonidos
dejaban mi cuerpo
dispuesto
a bailar por siempre
contigo.
Y guardé la voz en el
bolsillo
al echar leña a la
hoguera
pero el fuego no estaba
vivo,
e inventé palabras en
llamas
para conjurar lo perdido
con el rito mágico de las
letras.
Y afilé los versos
con la piedra del suspiro
de un corazón renacido,
enterrando la rima
para abonar los blancos
campos
con dentados entresijos.
Estabas a mi lado
cuando el amor se había
ido
arrodillado de fracaso,
y regalé esperanza
cuando solo me quedó
la nostalgia por camino.