Ven,
camina y llega.
Déjate
llevar por el viento,
que
sean los pasos
el
barco donde navegas
y
con la fuerza de sus velas
surques
el océano del tiempo.
Extiende
tus alas y vuela.
Que
tus hondas huellas
abandonen
la tierra
y
la caricia de las nubes
se
acerque a tu piel
por
el acimut de una bandera.
Acércate
y enrédate en mi pelo.
Abrázame
como el aire,
sin
brazos ni piel
rodeando
mi cuerpo
y que
el azar me lleve
a
la orilla de tu promesa.
Ven
y quédate.
Desata
mi silencio
riega de palabras los labios
y
que la voz se haga verso,
recordando
los ecos del cielo
para
grabarlos con un beso
en
este inconcluso poema.