que limpia el más alto lucero
y deshollina en la luz del fuego
las brasas que no se nombran.
Albañil que asea ladrillos
tapando ojos a los reflejos
sintiéndome obrero de los versos
dejando talladas las sombras.
Manipulador de los ratos libres
gozando de la palabra libertad
con las letras de una soledad
empujando los imposibles.
Ese pobre carretero
que respira los senderos
cosiendo forros de cuadernos
sin saber lo que transporta.
Soy un encogido sueño
deambulando en sábanas de cielo
pisando las nubes del frio hielo
desvanecido en las llamas del agua.
Aquel que posa los pies
ni en lo cerca ni en los lejos
con ojos cerrados o abiertos
sintiendo que nada mas importa.
Ese tiempo sin memoria
envoltorio de los confines
que traza olas como delfines
sobre páginas de realidad.
Soy un deseo consentido
cosido con el beso de las manos
en hoja desbocada de trazos
que tan solo ansía encontrar la verdad.
Y aunque ni yo mismo me lo crea
seguiré siendo amor…