martes, 26 de mayo de 2020

SALTANDO CHARCOS




















Si lloviese en mi alma rendida
sería invisible a la muerte,
que despistada se iría
juramentando su suerte.

Y llegaría a rozar tu cielo
sin el miedo a perderte,
con el sigilo de la sombra
asomaría en tu vuelo
para abrazarte muy fuerte,
amamantaría con versos
al descuidado presente,
remando entre las nubes
que llorando de tinta
de estrofas riesen,
en letras de universos descalzos
sobre virutas que nunca fenecen,
acercándome a tus pasos
con el gemir del viento
para que con besos despiertes.

Si en mi alma lloviese
dejaría de estar inerte,
saltaría sobre los charcos
la alegría que siento al verte.


¡¡¡Felicidades!!!

Fotografía de Esther Ribera

sábado, 9 de mayo de 2020

CAZASUEÑOS




















A veces llego al sol por sus rayos
y al corazón por las miradas,
pero los sueños ¿quién los atrapa?

¡Si tú supieras,
que trasiego los confines de sus campos
siguiendo sus huellas, ingrávidas,
bajo cielos sin estrellas
entre nubes hechas de sábanas,
donde se esconde el relámpago
creando y buscando el tesoro
que se desprende en las mañanas!

Alguna vez volé la eternidad de tu abrazo
y esculpí el color que derramaba,
pero soñarte ya no me alcanza.

¡Si tú supieras,
que oigo al mundo sin voz estallar
pintando de tinta sus terrazas,
muriendo solo, inanimado,
en un amanecer sin luz
hecho de las palabras calladas,
sobre lamentos de un sol agazapado
sabiendo que un sueño nunca descansa!

He viajado por los confines de mi alma
entre los sueños en los que tu viajas,
pero tu estela siempre se escapa.

¡Si tú supieras,
que persigo los vacíos que dejas
haciendo de las sombras palabras,
trasteando los silencios
de sollozos, sin trazos,
esos sollozos míos, descalzos,
hechos de tintas inertes sin labios
que cuelgan del columpio de las lágrimas!

Escribo colgado de ese sueño casi nube
versos que me llevan a tu lado
y así ese sueño nunca se apaga.



Fotografía de Pedro Garcea

domingo, 3 de mayo de 2020

INMARCESIBLE


No te busco en la altura;
ni en la piel del suelo;
ni siquiera en tu cintura,
ni en la sombra de tu cuerpo.

Y no te busco, de momento,
porque eres una carta encantada
por la oculta cara de una Luna lejana
agazapada tras un firmamento.

No te busco en un gesto;
ni en una figura callada;
ni siquiera, en un deseo;
ni en la magia de la mirada.

Porque no busco nada;
es tan solo sentir lo que siento,
soy el que cierra los ojos y calla…,
porque estás en mi si te pienso.