Te cambio un silencio
por el filo de una palabra,
caída en un renglón torcido
que descansa en hilo de plata,
sobre oleajes de pluma mecido
de la fuente de la que manas.
Te cambio ese instante
por el susurro de unos labios,
del suspiro hecho de roces
sembrado canto de cigarra,
en abismo hecho de voces
al compás de una guitarra.
Te cambio un estruendo
por un corazón que habla,
cancionero de los nombres
que vibra gritando baladas,
los quejidos de los hombres
que como tú me llaman.
Te cambio esa nada
por el color de las caricias,
brazos de corazón que enraízan
las colinas con sus huestes,
con versos que paralizan
y que llenan de amor el alma.
por el filo de una palabra,
caída en un renglón torcido
que descansa en hilo de plata,
sobre oleajes de pluma mecido
de la fuente de la que manas.
Te cambio ese instante
por el susurro de unos labios,
del suspiro hecho de roces
sembrado canto de cigarra,
en abismo hecho de voces
al compás de una guitarra.
Te cambio un estruendo
por un corazón que habla,
cancionero de los nombres
que vibra gritando baladas,
los quejidos de los hombres
que como tú me llaman.
Te cambio esa nada
por el color de las caricias,
brazos de corazón que enraízan
las colinas con sus huestes,
con versos que paralizan
y que llenan de amor el alma.