Lo intento una vez,
lo intento de
nuevo
y de nuevo lo
vuelvo a intentar.
Porque nunca es
suficiente
para acercar lo
que está lejos,
suspenderse en
andrajos de tiempo
al resguardarse de
los secretos
donde se envuelve
el pasado,
porque jamás se
hace bastante
con los deseos que
se arrastran,
mecidos por las
alas del viento
en los caprichosos
reflejos
que vacían las
miradas,
porque siempre
cuesta tanto
brincar sobre
sueños rotos,
que brotan en
sombras de silencio
cinceladas en los
espejos
de lo que nunca se
podrá tocar,
porque nunca nos
atrevemos
a darle un cuerpo
al aire,
o endulzar el
salitroso mar
con abrazos a la
gente
que no se deja
amar,
porque cada vez
que te pienso
mi alma lo vuelve
a intentar,
jugando a ser ese
olvido
como junco junto
al río
que se seca por la
edad.
Lo intento una vez
más
lo intento de
nuevo,
y nunca lo dejaré
de intentar.