Sueño
cuando cierro los ojos
copos
que lloran de frío,
envueltos
por cabellos de viento
hechos
de aromas blancos
y
piel de pálidos campos
ocultando
las huellas de tu camino.
Noto
en el crepitar de la hoguera
latidos
que de gotas mueren,
ecos
nacidos de la espera
que
en el corazón duermen,
escarchas
que las caricias detienen
con
lágrimas hechas de nieve
sacándolas
de su nevera,
viviendo
el tintinear de su ceguera
que
en níveos copos llueven,
mientras
los silencios me acechan
con
el hielo de unos labios que no besan
esos
besos que nunca llegan
y
que son huéspedes del olvido.
Siento
que tengo las manos
rilando
de versos vacíos,
con
sueños que siempre aguardan
amontonados
en una barrera
esperando
a la primavera
para
brotar en busca de su destino.