Viniste
al albor de las mañanas
tras
las cortinas de un frio invierno,
vestido
del abrazo de tul materno
con
los aromas de las flores vanas.
Rodeaste
con los deseos a mis ganas
dibujando
sus ansias en mi cuaderno,
acercándome
el ahora de lo eterno
mas
allá del visillo de las ventanas.
Desnudé toda el alma en un poema
azotando al latido que lo escribe
por tenerte siempre en lo cercano,
conjugando la ausencia que me quema
al pintar el llanto que la soledad prohíbe
con el luto de un tintero de escribano.
¡¡¡Feliz Cumpleaños!!!