Inesperadamente caes
en mesnadas escondidas,
paciente con las esperas
acariciando las riberas
con piel de mentirijillas,
…viertes ecos de celada
de las alforjas de Cupido,
caliente de sospechas
silenciando cualquier enemigo
dándole silueta a tu mirada,
…te acercas a quien te nombra
ahogada de súbita corriente,
en apariencia que descansa
al arrancar de su rústico vientre
con una voz hecha de sombra,
…ganas tus batallas
con magia que brota del suspiro,
cayendo en siseos asesinos
que vuelan de sueños en griterío
sueltos desde lo más alto,
…te arrojas sobre la calma
escribiendo con los labios,
batiendo alas al asalto
con los brazos de los deseos
a la conquista de mi alma.
Y siempre que atacas, yo caigo.
Fotografía de Pedro Garcea