Nace
de tu nombre
exhalando
gotas de gloria,
conservada
en la memoria
cálida,
de latido solo,
aquella
que lo explica todo
apenas
rumor de historia,
eco
que sale de un recodo
luminosa
como luz de foco
jugando
temblorosa,
garabateada
en el aire
o
sembrada en un folio,
es
la nostalgia que te nombra
y
que se desvanece de algún modo.
Esa
palabra irrefrenable
que
aquí yace de sombra,
no me importa su silencio
con ese vacío del que te despojas,
que sueña muerto en el incendio
donde son ceniza las hojas,
habitando las gradas de un cementerio
sin el palpitar que componen estrofas,
no me importa que sus letras
se caigan, como las horas,
que no se escuchen los versos
nacidos entre luces y sombras,
donde juegan los ahogados besos
que nadaron esas aguas ardorosas.
Quiero escribir lo que siento,
antes que el vahído del tiempo
termine por cerrarme la boca.