Hijo mío...
Quiero evitar un decir que suelo decir sin decirlo,
como la canción que se canta al blanco mirlo
con el ímpetu del viento que con prisa se lleva,
haciéndose intención cuando se eleva
sobre musgo de ausencia en orillas dormido.
Quisiera decirte si mi palabra no se dispersa,
lo que sin saber mi humilde corazón expresa
alzándose de amor que como el humo sube,
inflamándose frondosa como la blanca nube
hablándote del tiempo vacío sin tu presencia.
Quisiera hacerte sentir y sin haberlo dicho decir,
lo que tu vida me llena y que aún está sin decidir
el amor que eterniza lo fugaz de las cosas,
que no hay mas verdad que el aroma de las rosas
y que no pierdas la niñez que de ti se aleja.
Quiero decir si tu me dejas,
callando para que tu lo sepas
que ya eres un sol que camina radiante,
al que quiero demostrar a cada instante
que tus latidos son la causa de mi existencia.
Quiero evitar un decir que suelo decir sin decirlo,
como la canción que se canta al blanco mirlo
con el ímpetu del viento que con prisa se lleva,
haciéndose intención cuando se eleva
sobre musgo de ausencia en orillas dormido.
Quisiera decirte si mi palabra no se dispersa,
lo que sin saber mi humilde corazón expresa
alzándose de amor que como el humo sube,
inflamándose frondosa como la blanca nube
hablándote del tiempo vacío sin tu presencia.
Quisiera hacerte sentir y sin haberlo dicho decir,
lo que tu vida me llena y que aún está sin decidir
el amor que eterniza lo fugaz de las cosas,
que no hay mas verdad que el aroma de las rosas
y que no pierdas la niñez que de ti se aleja.
Quiero decir si tu me dejas,
callando para que tu lo sepas
que ya eres un sol que camina radiante,
al que quiero demostrar a cada instante
que tus latidos son la causa de mi existencia.
Fotografía de Héctor Jiménez