Hoy
brilla el día
con
traje de luces
para
echar a volar
hasta
el ápice del alma,
entre
algodonosas nubes
y
sueños por despertar.
Abriendo
los ojos a la mañana
con
el hambre por vivir,
con
la alegría por jugar
la
lluvia de los instantes,
empujando
a los momentos
y
a una prisa que empieza a incordiar.
Se
desperezan las calles
de
jadeos mañaneros
con
ventanas bostezando
de
historias por comenzar,
los
quehaceres que vuelan
y
al tiempo no se le puede parar.
Todo
camina deprisa
por
el deseo de la vida,
que
se quedó en la lejanía
y
que todos queremos alcanzar
hasta
olvidarnos las sonrisas
en
el arcón del sin parar.