viernes, 26 de abril de 2024

ADORATRIZ

 

Me he vestido la piel y endurecido la voz.

Tras el vendaval,
un golpe de puerta quiso despedirse
con un adiós,
pero se torno tropiezo.

Un derrumbe de melancolía
que gritó el pestañeo
de una armadura de hierro,
ligero como el susurro
y fugaz como el destello,
apareció excarcelado
de un aleteo de esos ojos que despiertan
tras un efímero sueño,
que al volar,
tapan el cielo de silencio.

Tan solo oía a mi tintada voz
clavarse,
en un afónico papel
que de letras quedó soltero.

Y en mis manos
colgaron las palabras
que llamaban tu ausencia,
que desviste mi garganta
para hacer
que la soledad se comparta
bajo la Luna
de un acartonado cielo.

Y aunque son mías,
cada vez que las recito,
las hago tuyas,
descolgándolas de mis espaldas
esparcidas con el consuelo.

Con mi desnuda piel y bronca voz.

Fotografía de Esther Rivera

miércoles, 24 de abril de 2024

CANCIóN SIN MOTIVO




 






Con tu ensueño en brumas
estoy en tí y tu en mí,
bajo un silencio de estrellas
que se disfraza
del milagro de una noche mágica.

Intentas llenar el vacío
desintegrando la nada que nos sostiene
en el umbral de la ventana,
acometiendo la ausencia
cuando me desperezaba
de la abulia de la mañana.

Quise creer en tus ojos
y en los balbuceos de la confianza,
rondando entre miradas
de casualidades sin sentido
que vuelan a mis espaldas.

Tu que manejas la suerte
al abrir los cielos de la esperanza,
no sabes explicarme
porque lo que mas quieres,
a veces, está al otro lado del miedo
o descosiendo nuestras almas.

Fotografía de Pedro Garcea

domingo, 21 de abril de 2024

ELEGíA DIARIA


Amanece,
abre los ojos el día
al mirador de los colores
del que surgen aromas y olores
entre las caricias de su abrazo,
su destello crece a trazos
y las curvas aterciopeladas de su luz
hacen sentir la belleza que brota de tu pelo.

Crece la mañana,
empavesada
de un jardín que se abalanza
en el fervor cantarino de los pájaros,
dando paso a los trinos y chicharros
que sucumben al beso
mecido por una brisa suave
que rebosa el verdor de su palacio,
desperezándose el atrio de la luz
que despierta tu voz.

Es mediodía,
aterciopelada
engalanada de disfraces
y el silencio se colma de músicas fugaces,
con el talante que desgrana su calor
al grito de la fuente
goteando su fulgor
que cubre de risa la patena azul del cielo,
llenando el mundo con un loco resplandor.

Tarde adormecida,
serena quietud
de brisas que pierden claridades,
que irá atenuando sin tiempo el rubor
de las ventanas doradas apagadas por el estupor
entre los cánticos rezados
sobre los maleficios donde desafinan los ecos.

Noche caída,
soñadora
con los reflejos que el ocaso regala,
mientras la Luna se engalana
sobre los reflejos de agua
brotando de misterios
asomando al limpio y vivo crepúsculo
que cubre los pastos de estrellas vivas de temblor.

domingo, 14 de abril de 2024

LA VIDA SIN Tí









Mis labios
lloran sonrisas
y mis palabras
se ríen entre versos.

Reto a la vida
mientras me tenso,
y cuando siento
señalo a la Luna
con dos soles
en el planeta de los sueños.

El tiempo no pasa
se ha perdido en los momentos,
la noche no sabe amanecer,
pues el crepúsculo
se ha quedado sin alba
y mi dormida alma
sigue a tu lado
buscando un beso.

Mis labios
ríen sonrisas
y mis palabras
lloran con versos.

 Fotografía de Esther Rivera

martes, 9 de abril de 2024

VENTANA SECRETA

 







Ver como la vida pasa,
pasa la vida desde una ventana,
esa ventana indiscreta
que me recuerda
que ya no pasa ella,
aunque siempre me quedo
para ver brillar
en la distancia una estrella
y con mirada resignada, preguntándome,
si la luz que brilla
es un resplandor imaginario
o un latido que me dejó.

jueves, 4 de abril de 2024

RUIDOS DE SOMBRA

 

El cielo gime, gime de hambre,
abre su desteñida boca y brama,
brotando quejidos
de las cavidades parapetadas
que sus nubes muerden
mientras la soledad calla,
seduciendo a sus ingenuos ojos
con buscar una cita
en una noche apagada.

Mueve sus alas
con lágrimas impresas
y jirones de voz dislocadas,
rezando sentires innatos
sintiendo que sus venas se coagulan
en un latido interior robado
al tragaluz de sus arcadas,
que la luz cincela de notas
a un costado de la Luna
sobre un torrente de pecados
y danzan, en el orbe de un silencio,
donde late el nombre
que su vacío ha dejado.


El cielo ríe, ríe de miedo,
a las brisas secas de su garganta,
gritando, a ese rostro deshojado,
¡abre el envoltorio de las voces!
que clamen a las coronas del viento
con grimorios de palabras
arrodilladas rezando,
pidiendo versos templados
calentados por tu aliento
para hacerme sentir
que aún estás a mi lado.