Lágrima sin
luz
que del vacío
resbala,
dibujando en
la cara
surcos de
senectud,
esa gota
desfigurada
en caricia desprendida,
como la nieve
fundida
cae de los
tejados del alma,
boca sin voz que
habla
con lánguidas
palabras,
de lenguas
disfrazadas
que duermen
las sonrisas,
escalera sin
peldaños
de sueños
apagados,
en unos
labios posados
y abrazados por
las brisas,
apasionado
verso de deseos
en pálpito que
no descansa,
que la
desnuda noche amansa
besando los
párpados sin prisas,
aliento sin
sombras
que del corazón
se ha caído,
rastro que se
ha desprendido
de la piel marchita
por la nostalgia.
Fotografía de Pedro Garcea