domingo, 25 de agosto de 2024

AUTOBIOGRAFíA


 










(la vida hay que tomarla a sorbos pequeños)

Cambiando cromos,
como un Zahorí sin cuaderno de notas,
nací para contar estrellas
y que no quedaran huérfanas.

Volando con las alas del amor
el tiempo no me advirtió
lo rápido que pasaba.

Me tomo a tazas la vida
dejando un poco de café sin beber
que por alguna razón
no he apurado.

martes, 20 de agosto de 2024

RASGANDO LA NADA










El ronquido del viento
me cuenta de tí.

Las alas de lo bello
me atraen a casa.

Creo en lo que sueño
que hace que ame
lo que viene contigo.

Quiero sentirme así
y dejar que me liberen
tus lejanas miradas
y que penetren en mis adentros.


Fotografía de Pedro Garcea 

jueves, 15 de agosto de 2024

DIARIO POR UN DíA


Hoy es Lunes
y parece que fuese ayer
que el tiempo se alimentaba
conmigo en sus fauces.

Cuando hablo de mi
debería decir lo que ahora que escribo pienso,
en este laberinto impreso,
que lo que me cuesta vivir
son ráfagas de existir envenenadas,
el escalofrío caliente que sale de la palabra.

Al hablar de mi
mi sombra sale huyendo,
dejándome como estaba
antes de pisar el suelo y ver los cielos,
recorriendo el pasado de los instantes
y mordiendo los momentos,
haciendo de mi historia
un espacio archivado de la vida paso a paso.

Y hoy que tropiezo,
al caer y estallar,
paso a ser fuego y mis perennes fogatas
incendiaran todos mis pensamientos,
con veloces chispas,
que prenden mi lengua y que arden las palabras
sin contenerse con la lluvia,
eterna y permanente,
que brota dentro de mi
agitadas con banderas de emoción por un beso.

Parece que fue ayer
y hoy es otro día (que se hace mañana).

sábado, 10 de agosto de 2024

ENTRESUEÑO


 
Es tu mirada burlona o tierna,
de sueño u obligada,
lasciva o indiferente,
la que enciende la mía,
la que aviva el incendio,
la que respira el aire
y se traga mi aliento,
que conjugas en silencio
bajo la sombra esquiva
y el abrazo de la noche,
la que se diluye en la caricia
de mi despertar primero.

Fotografía de Gemma

lunes, 5 de agosto de 2024

LA MORADA DE LOS TESTIMONIOS


 










Llevo tiempo sin oír el eco de mis latidos,
sin esculpir en los lienzos de las mañanas
las aventuras que lo hacían palpitar.

Caminé mucho con los tiempos atados,
anduve sin preocuparme de lo que mi corazón estaba chillando
sin darme cuenta que cada momento se hace único,
sin dejar un instante vacío,
sin saber que todo tiene su porqué hecho por algún motivo,
que todo instante cumplía con la edad.

Por lo que perdí el sentido,
me dí de cara con la vida cuando tracé su círculo,
al abrir la ventana a una tarde calurosa
por donde pasó susurrante e invisible la brisa de un ocaso,
que respiré y respiro,
impregnándome de un sudor cansado
transportándome a un sueño plácido
donde me alojé durante un segundo.

Pude verme libre sin camisa de fuerza,
con el alma renovada, animosa, combativa, resuelta,
envuelta de una dulce firmeza,
hablándole a mi corazón con la sabiduría de los ancianos
convirtiendo los augurios en mercancía disuelta,
las distancias superadas
y un sin fin de caminos llamando a mi puerta.

Acababa de darme cuenta de que otra vida partía
y comenzaba a tirar de mi con toda su infantil fortaleza,
mostrándome que todas las veletas tenían sentido
y que me podrían llevar donde yo quisiera.

Al despertar comprobé que el sueño se había hecho tierra,
que lo cruzaba un río y yo era el agua que fluía plácidamente entre la arboleda,
navegando hasta ver un estuario que se ensancha
y extiende majestuosamente para verterme a la mar abierta.

Hoy vuelvo a oírme latir con la mañana cuando despunta
y con la tarde cuando el crepúsculo de mi espíritu se apodera,
la vida me ha convencido para desterrar al tiempo y su amargura,
me he arrojado en las manos de las palabras
para intentar ser más humilde con mi paupérrima sapiencia.

Hoy el tiempo ya no me resta.


Fotografía de Pedro Garcea

jueves, 1 de agosto de 2024

DESCAFEINADO


No se tiene fe con la razón,
aunque pretender perderla
es inaudito.

Quizás la luz de comprender
sea una tortura,
pero es la que me mostrará el destino
que me devora el alma.

¿Sabes cuanto tiempo llevo intentando
dejar de pensar en ti?
Sólo este INFINITO.