El amor se describe solo
entre sombras y destellos,
donde se narran los cuentos más bellos
con la voz que no se oye, pero se siente.
El amor cae como el rayo
a hundirse de corazón en la tierra,
acariciando de voraces fogonazos la pena
ante los ojos que no ven, pero que entienden.
El amor vuela libremente
sobre arcoíris de verdes prados,
con alas pálidas de cielos algodonados
en manos que nunca cantan, pero se mueven.
El amor nunca se agota
su mirada llora el dulce rocío,
cayendo en el siempre agitado cauce del río
que no respira su frío aroma, pero se huele.
El amor se colma de gotas
mojando del campo la simiente,
para brotar de amorío como una fuente
en secos paladares escondidos que se mueren.
El amor es contrasentido
que aparece sin llamarlo,
lo tocas sin conseguir rozarlo,
sin faltar siempre falta, pero es presente.
Es ese fino hilo
a un cuerpo de aire atado,
el secreto mejor guardado
y que sin ser correspondido se tiene.
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