Te asomas
a un cielo escondido en
la noche
que presiente la luz
dormida,
siguiendo a la Luna sin
fatiga
para esperar que el sol
despierte,
meciéndose impúdicamente
en la vieja mentira que
nunca miente.
Te muestras
tras una nube que pasa
sin prisa
entre almohadas sin
florecer,
dando los besos del nuevo
amanecer
que quedan colgados en
las mejillas,
acariciando con la piel
de la brisa
las almas que juegan por
placer.
Y apareces
en la mueca que invade la
vida
entre las sobrias venas
del querer,
escarchados en los labios
de una mujer
cuyos roces curan todas
las heridas,
porque eres el alma de la
alegría
cuando tu luz de sonrisas
nos dejas caer.
Fotografía de Esther Rivera
2 comentarios:
Tus versos siguen siendo sublimes poeta. Besotes
Precioso!!!Dichosa esa Luna que vuelve aparecer discretamente,para mostrarse en otro gran poema.
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