Nievan volutas de silencio
entre páginas de alma blanca,
caídas en gajos de palabras
que dormitaban en un tintero,
otoños de recuerdos
encharcados de misterio
flotan jugando con sus alas,
para posarse destartaladas
en las caricias de un sortilegio,
viven en estantes de librero
arropando de polvo sus sábanas,
líneas preñadas de fantasmas
con la esencia de los sueños,
la belleza de los verbos
rebuscando aprender
de las preguntas sin hacer,
salidas de una añoranza
a las manos de su dueño,
la vida también se puede leer
en las estrellas de los cuentos,
con la voluntad de hacernos creer
que hemos conquistado los momentos,
solo se condenan las letras
que pacen tras las negras rejas
abiertas a un pensamiento nuevo,
la llave que abre todas las puertas
está en las frases escritas en su cielo.
1 comentario:
Ni los que te leen tampoco tienen la misma condena.... Cada uno lleva su propia Cruz,Precioso poema,como todos,gracias por compartirlo.
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