Hubo entonces
un atardecer de viento,
un atardecer de viento,
donde flotaban palabras
que unos ojos miraban
sin reconocer que buscaban
tras el infinito.
Miradas de piedra
hechas aroma de hierba
convertidas en grito,
caminando revueltas
con sones desprendidos
sobre huellas sin destino,
canciones de amor envueltas
por difusos deseos remotos
en bocas con feroz apetito,
volando listas y resueltas
entre latidos silenciosos
para llenar un vacío,
susurrando las letras
que se hicieron carne
en hojas de libros.
Hubo entonces,
un ayer enterrado de tiempo
donde unos lánguidos ojos
se quedaron dormidos,
sobre ecos de esperanza
en las páginas del olvido.
Fotografía de Gemma
1 comentario:
Hubo entonces un día en el que descubrí que las palabras tienen sentido y hacen que no sólo no queden en el olvido y sí que tengan razón de ser,gracias por otro gran poema para leer.
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