Llueven
las voces
con la
oscuridad del tiempo,
implacables
labios silenciosos
que me
esculpen la piel del agua
en el
alma blanca de un lejano sueño,
esperando
que con tu aliento me alces
de
entre los esfuerzos del viento,
y las
menguadas luces fatigadas
que
saltan de espumas nerviosas
besen las
paredes de un fondo hueco,
con el
eco del fuego te reconoces
sintiendo
a sus latidos pidiendo,
canciones
tras la tormenta
que
brotan abrazando el cielo
al
volver el barco a puerto.
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