No te
busco en la altura;
ni en
la piel del suelo;
ni
siquiera en tu cintura,
ni en
la sombra de tu cuerpo.
Y no
te busco, de momento,
porque
eres una carta encantada
por la
oculta cara de una Luna lejana
agazapada
tras un firmamento.
No te
busco en un gesto;
ni en
una figura callada;
ni
siquiera, en un deseo;
ni en
la magia de la mirada.
Porque
no busco nada;
es tan
solo sentir lo que siento,
soy el
que cierra los ojos y calla…,
porque estás en mi si te
pienso.
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