surge en mí, furtiva,
como lucero misterioso
consumiendo la vida sin reposo
al notar una presencia viva,
sin hacer ruido, dudosa,
con la insistencia de un eco rabioso
que brota con salvaje alboroto
entre destellos de una Luna altiva.
Se hacina entre cuatro paredes,
escuchando su latido
fingiendo estar escondido
entre pócimas y probetas,
mueve sin hilos las veletas
cruzando el aire parsimonioso,
con desnuda paciencia
y con calma sangrante
recita su fórmula secreta,
dotada de inocencia
destronando al durmiente
vestido de sol poniente
cacique de la impotencia,
despertando sonriente
la salada resaca del creyente
haciendo brotar en mi mente
la magia con sueños de impaciencia.
En la marmita he vertido
osadía, aliento, suspiro,
ánimo, coraje, alivio,
alegría, locura, vicio,
timidez, descaro, disidencia,
caldos que brotan de un libro
labrados en un muro viviente
que conjuro cuando escribo
si empiezo a notar tu presencia.
Fotografía de Gemma
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