Es ahora la hora
de arrancar de la tierra
la raíz del miedo,
la hora de enmudecer
el grito asesino
de los que adoran el
fuego,
de los que gobiernan con
muerte,
de los que siembran
incendio,
la hora de borrar las
siluetas
de los cínicos avaros
con tan solo un
pensamiento,
de los que no comparten
nada
desenmascarando
al mentiroso y al necio,
de revelar a los creyentes
que su única verdad
la defienden sin saberlo.
Es la hora
de sacudir el alma
para tenderla en el
cielo,
es tiempo de abrir
las alas plegadas
e iniciar el vuelo,
de palpar los aromas del
viento,
de sentir la luz del
mundo,
de pasar del infierno,
de conquistar el tiempo
viviendo los instantes
que no se vivieron,
de pensar lo que fuimos
de lo que somos
y lo que seguiremos
siendo,
hora de liberar la vida
regalando abrazos
con la caricia del beso.
Es ahora la hora
de sentirnos eternos.
Fotografía de Pedro Garcea
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