No
llega a tener
la
forma de un corazón,
yace
de poemas
sin
el palpitar del fantasma
que
acampa entre sábanas,
buscando
las respuestas
con
la geometría de las almas.
Esos
no son
los
rasgos de su máscara,
que
no hablan de naturaleza
porque
hasta las manos se cansan
de
escribir y escribir a la nada.
Nunca
será
la
imagen imaginada,
el
mirar de una mirada
cuando
el olvido acorrala,
la
noche que se ciega de luto
cuando no sean leídas y escuchadas
sus
palabras.
Fotografía de Gemma
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