Hoy
es Lunes
y
parece que fuese ayer
que
el tiempo se alimentaba
conmigo en sus fauces.
Cuando
hablo de mi
debería decir lo que ahora que escribo pienso,
en
este laberinto impreso,
que lo que me cuesta vivir
son
ráfagas de existir envenenadas,
el escalofrío caliente que
sale de la palabra.
Al
hablar de mi
mi
sombra sale huyendo,
dejándome como estaba
antes de pisar
el suelo y ver los cielos,
recorriendo el pasado de los
instantes
y
mordiendo los momentos,
haciendo
de mi historia
un
espacio archivado de la vida paso a paso.
Y
hoy que tropiezo,
al
caer y estallar,
paso
a ser fuego y mis perennes fogatas
incendiaran
todos mis pensamientos,
con
veloces chispas,
que
prenden mi lengua y que arden las palabras
sin
contenerse con la lluvia,
eterna
y permanente,
que
brota dentro de mi
agitadas
con banderas de emoción por un beso.
Parece
que fue ayer
y
hoy es otro día (que se hace mañana).
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