El
dibujante de los sueños
no
se pronuncia,
porque
no sabe lo que pesa un pensamiento.
El
calígrafo no escribe
al
quedarse sin tinta,
seca
al ser azotada por el viento.
Cuando
callan las palabras
hablan
los gestos,
para
llenar de estrellas el firmamento.
La
sensación de llover
las
mismas gotas de antaño,
son
las que saciaron las gargantas con sed.
Las
pisadas se difuminan
entre
otras miles seguidoras,
que
solapada traquetean las calles a la vez.
Satisfecha
la curiosidad
quedan
los cielos como testigo,
que
con su azul baña de luz las ansias de verte.
Por
eso hago garabatos
dibujando
deseos
y
así pasar un rato contigo sin desfallecer.
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