El
norte viaja como blanca
y
fría afirmación de lluvia.
La
paciente sombra de roble
pace
entre paredes de musgo húmedas.
Es
la crudeza helada del sol.
Se
desmenuza el viento
contra las caras cristalinas del hielo.
Sombras
que dejan sombras
montadas
con el color de la sal.
Nada
se oye.
El
sur queda algo lejos,
entre
cascotes de nubes
que
brillan de un dorado fugaz.
Primero
el norte.
Mas
tarde el sur.
Fotografía de Pedro Garcea
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