Quizás perdí el alma en tus fauces
sucumbiendo a los ritos fugitivos,
y mi tristeza solo tuvo sentido
penetrando en tus tierras abiertas,
creciendo en los huecos hundidos
del último mar derruido
encaramado de sombras quietas.
Acaso tuve un nido de ramas urdido
posado del árbol mas crecido,
refugiado del destello de tus ojos
hostigado por venenosos delitos
y de pasos que se hacen olvidos,
derrumbado de tardes secas
y de llamas de fuego dormido.
Que no daría por lo que hemos perdido
en ceremonias de pasados vivos,
cuanto hay que esperar al sinsentido
contando los minutos que se volvieron segundos
recordando el moribundo impulso que se ha ido,
que no existe lo que busco, que no tiene destino,
que la corriente de un río no tiene vuelta.
Ya solo eres aquella
a la que tendré que soñar,
en encuentros por inventar
lo que jamás me llega,
que no quiero ver, que quiero tocar,
que no hay alivio para el sedoso aroma de amar
en el delirio de encontrar tu puerta abierta.
Que ya eres marca negra
en un infinito por rozar,
cadentes locuras de letras
que mis manos hacen sonar
sobre cuartillas de sábanas muertas,
cuando entenderé que las palabras,
tal vez, se escriben al soñar sin darnos cuenta.
sucumbiendo a los ritos fugitivos,
y mi tristeza solo tuvo sentido
penetrando en tus tierras abiertas,
creciendo en los huecos hundidos
del último mar derruido
encaramado de sombras quietas.
Acaso tuve un nido de ramas urdido
posado del árbol mas crecido,
refugiado del destello de tus ojos
hostigado por venenosos delitos
y de pasos que se hacen olvidos,
derrumbado de tardes secas
y de llamas de fuego dormido.
Que no daría por lo que hemos perdido
en ceremonias de pasados vivos,
cuanto hay que esperar al sinsentido
contando los minutos que se volvieron segundos
recordando el moribundo impulso que se ha ido,
que no existe lo que busco, que no tiene destino,
que la corriente de un río no tiene vuelta.
Ya solo eres aquella
a la que tendré que soñar,
en encuentros por inventar
lo que jamás me llega,
que no quiero ver, que quiero tocar,
que no hay alivio para el sedoso aroma de amar
en el delirio de encontrar tu puerta abierta.
Que ya eres marca negra
en un infinito por rozar,
cadentes locuras de letras
que mis manos hacen sonar
sobre cuartillas de sábanas muertas,
cuando entenderé que las palabras,
tal vez, se escriben al soñar sin darnos cuenta.
Fotografía de Pedro Garcea
5 comentarios:
Cierro los ojos rompo los cerrojos
de puertas prohibidas buscando salidas en letras a veces de sueños
a veces como dardos punzando realidades, a pesar de todo sigo creyendo en las palabras que mis manos hablan cuando la voz calla.
poeta, caballero es un palcer pasar a visitarte y conocerte un poquito mas, gracias por compartir esta obra profunda y llenita de todo y mas, te envío un cálido abrazo te llegue este día.
Cada vez que te recorro saltando entre el susurro de tus letras, consigues que la vida me visite con una sonrisa vestida. Por segundos no necesito nada, ni buscar, ni encontrar, ni desear.
Me quedo quieta sintiendo lo que provoca tu poesía al llegar a mi, despues, puedo afirmar que la vida consta de segundos, y que un segundo lleno puede ser referencia de una vida.
Yo tengo algunos segundos prietos, preñados de la vida que dejas sin darte cuenta diseñando poesía con tus letras.
Besos
Tu poema me envuelbe en mis pensamientos. Nada vale la tristeza
ni el placer de lo imposible.
Nada vale mas que el tiempo,
de vivir sin ir muriendo. Me gusta como escibes. Un beso
"las palabras, tal vez, se escriben al soñar, sin darnos cuenta", qué bueno, me ha encantado... Igual es cierto, igual todo no es más que un sueño...
Sigue soñandola,
sigue inventandola y sigue escribiendola con el Alma...
Preciosa mi Poeta...
Un besoT
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