Cae la negra marea
en noche rota de escalofríos
con sueños saciados de ternura,
en copos,
unos ojos palaciegos miran los cielos
con destellos de una lengua oscura
y el río que riega el vientre del mar
bosteza las bocas de hambruna.
Parido manto que acuna
sereno de escuálidos senderos
creciendo en cunetas de labiadas espinas,
entre árboles,
que rumbosos bailan al viento
como cabellos flotando de espigas
alborotando la paz de los corderos
y de la Luna vigilando las orillas.
Un pensar a la deriva
en noctámbula marea de deseos
preñando con sus olas el poniente,
de siluetas,
surcando de sombras sin cordura
las montañas bañadas de horizonte
que bailan los labios de los besos
con corazones haciéndose moldura.
Punta de manchada pluma
enlutada de redimidos recuerdos
que huellan riberas de playas dormidas,
arañando,
el sentir rocío de la tinta oscura
en el vacío huerto de las hojas escritas
que saltándose todos los prohibidos
navega mientras los sueños existan.
Morfeo pilota esta travesía...
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