La penumbra de las letras
se abre claros con tu voz
que entre sombras se mece
al son de una canción,
con palabras impenitentes
confundiendo las mentes
entre el tumulto de la
razón.
Llueven de tus labios
para encontrar en la
mirada
esas lágrimas de luz fatigada
ocultas en nubes de
pasión,
interpretando al jardín
sin eco
del que brota un rumor seco
vacío de todo esplendor.
Puedes palpitar con el
viento
entre un griterío
ceniciento
de unos verbos desatados
por un huracán de
algodón,
que esculpe los silencios
al modelar con tu
garganta
lo que propone el
corazón.
Fotografía de Pedro Garcea
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