Y desde entonces,
mis labios dejaron de estar silenciosos
y la piel del agua se hizo fuego.
Desde entonces,
ando descalzo a las puertas del mundo
con un viento que rompe los instantes,
limpiando de mis venas los miedos
copando la vida de voces brillantes.
Desde entonces,
dejaron de ser mías las palabras
y por ti se hicieron estos versos.
Desde entonces,
busco en los restos de luz del anochecer
los reflejos que salpicaron las estrellas,
para domar las sombras del tintero
que persiguen con letras tus huellas.
Y desde entonces,
he viajado por el rastro de la memoria
que ha dejado tu recuerdo en los poemas.
mis labios dejaron de estar silenciosos
y la piel del agua se hizo fuego.
Desde entonces,
ando descalzo a las puertas del mundo
con un viento que rompe los instantes,
limpiando de mis venas los miedos
copando la vida de voces brillantes.
Desde entonces,
dejaron de ser mías las palabras
y por ti se hicieron estos versos.
Desde entonces,
busco en los restos de luz del anochecer
los reflejos que salpicaron las estrellas,
para domar las sombras del tintero
que persiguen con letras tus huellas.
Y desde entonces,
he viajado por el rastro de la memoria
que ha dejado tu recuerdo en los poemas.
Fotografía de Esther Ribera
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