El no deja de pensar
y
los demás no se dan cuenta,
que
su sangre fluye
buscando
una respuesta
en
el eco sagrado tras la puerta
de
una oculta oportunidad.
El
rocío de la mañana
ha
limpiado el rastro de su huella
que
mancha la distancia
entre
la calle y la escalera,
tras
la cual empezaba
el
deseo de escribir su nombre
sobre
el rastro de un cometa.
Ella
sigue en su mente
y
deja una puerta abierta,
que
permite los días pasar
al
otro lado de la reja
haciendo
del tiempo vacío
una
eternidad que solo la espera.
Tan
solo le queda la noche
y
sofocar lágrimas de estrellas,
desnudando
los abrazos
que
bailan como velas,
al
quedarse colgado
sobre
un etílico sueño
en
el vientre de una botella.
1 comentario:
Ni rápido,ni despacio
Sólo lento
Ni respiro,ni suspiro
Sólo aliento
Ni remo,ni mar
Sólo viento
Ni mañana,ni noche
Sólo tiempo
"Mónica Carrillo"
Huellas que ni el rocío de la mañana,ni un tsunami conseguirán borrar.Precioso poema.
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