viernes, 26 de abril de 2024

ADORATRIZ

 

Me he vestido la piel y endurecido la voz.

Tras el vendaval,
un golpe de puerta quiso despedirse
con un adiós,
pero se torno tropiezo.

Un derrumbe de melancolía
que gritó el pestañeo
de una armadura de hierro,
ligero como el susurro
y fugaz como el destello,
apareció excarcelado
de un aleteo de esos ojos que despiertan
tras un efímero sueño,
que al volar,
tapan el cielo de silencio.

Tan solo oía a mi tintada voz
clavarse,
en un afónico papel
que de letras quedó soltero.

Y en mis manos
colgaron las palabras
que llamaban tu ausencia,
que desviste mi garganta
para hacer
que la soledad se comparta
bajo la Luna
de un acartonado cielo.

Y aunque son mías,
cada vez que las recito,
las hago tuyas,
descolgándolas de mis espaldas
esparcidas con el consuelo.

Con mi desnuda piel y bronca voz.

Fotografía de Esther Rivera

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