Pueblo
de sueños las ventanas del aire
besados
por las siluetas
que
miran a la quietud sin extravío,
encerradas
sin ruido,
con
el viento despistado
olisqueando
la sombra del monte
que
está soñando.
Sueños
que muerden la luz
al
despertar en campo desnudo
con
sus ecos vacíos,
cuerpo
de roca inextinguible
abrazado
por la resaca
que
dibuja el desvarío de las palabras
amanecidas
del encierro de la noche.
Noche
dolorida sin la Luna,
fría
de ausencia incesante
sobre
la cuenca de un río,
donde
lloraran los cielos
de
lágrimas que quema el sol
como
ofrendas de deseos
salpicando
los horizontes labiados.
Labios
salvajes y acéfalos,
que
tengo en instantes de ti
con
el poder de hacer eternos
los
recuerdos secos por un desierto,
al
recorrer el resquicio que brilla
en
el olvido que me oscurece
rodeándome
de silencio.
¿Qué querrá decirme el silencio?
¿Qué querrá el silencio de mi?
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