AUNQUE NUNCA DIGA NADA

Me envenena el aire
si soy un ser que vive esparcido
entre campos de nostalgia,
enfangado de las sombras
que van surcando la distancia,
paciendo en versos que nombran
y que sin destino señalan.

Me sofoca el viento
si soy el que se queja en un grito
dejado al compás de las gotas,
sobre un papel manuscrito
con letras dormidas por estrofas,
que llueven y se desparraman
de caricias que se clavan.

Me inunda el vacío
si no soy amigo de mi enemigo
si no le arropo con mis ropas,
llenando un fondo blanco
del sentimiento de las palabras,
posando el mecido de sus olas
como lágrimas que se escapan.

Me marchita el dolor
si no soy el espejo de mi alma
que late sin decir nunca nada,
mudo y ciego en las disputas
aunque sea el vencido en las derrotas,
donde el perfil de la vida
se dibuja en los que aman.

…para que decir algo
si los corazones son los que hablan...