Empecé a soñar un sueño
para volar como el viento,
asido a un lápiz sediento
al tejer un cuento encantado,
sobre un verso desnudo
y con el color de los años.
Soñé, que todo con prisa pasa
sobre las manecillas del tiempo,
caminando de puntillas sobre su cielo
vestido de pañuelos grises y blancos,
cuyos horizontes andaban mojados
con el gota a gota repicando
de ardientes reflejos acristalados.
Y volé, bajo una invisible aura
como vuelan los recuerdos,
crepitando su hoguera de lejanía
con su voz temblando sobre la mía
en la imborrable tinta del sentimiento,
al imaginarte a mi lado, dormida,
bajo el encendido sol de los enamorados.
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