viernes, 13 de noviembre de 2020

POR VIVIR II.-Sin permiso para amarte

 



La noche se afana
en cortejar a las sombras
despacio, sin prisas,
la luz de un instante aviva
el oscuro cortejo y precipitan
los deseos del sueño
que los ecos nombran.
 
Al lado de cada uno,
la distancia, llaga disuasoria,
bajo el espeso rumor de la ausencia
cierra los ojos a las miradas,
ojos que abren sus viejas puertas,
sensitivos, nerviosos, resueltos,
curiosos y perdidos
de sigilosas huellas
hechas con girones de tinieblas
que roen la piel de sus alfombras.
 
El pensamiento nos acerca
con un beso aturdido
confundido por la escena,
al descifrar el silencio
de un ciego atardecer
esclavo de un solo rumbo
en busca de respuestas,
mientras negras esquinas
ocultas de las farolas velan
el paso de nuestros cuerpos,
que buscan el amor en el aire
antes que la noche duerma
bajo el manto de las horas.
 


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